Mujeres en ascenso

Las personas que ven el emprendimiento como una fuente laboral al momento de quedar desempleados, son cada vez más. Así lo demostró la encuesta que realizó la empresa Icaran Headhunters, a más de 100 personas que en algún momento ocuparon cargos ejecutivos.

El rol de las mujeres en posiciones de liderazgo ha mejorado en los últimos años, aunque persisten desafíos. Ana María Icaran y Claudia Cassis, de Icaran Head Hunters, hablan aquí sobre el tema.

La socia y fundadora de Icaran Head Hunters, Ana María Icaran, con sus más de 25 años de experiencia en consultoría de alto nivel, observa que, aunque el camino ha sido largo, las mujeres están logrando una mayor participación en cargos de liderazgo. “Cada vez la mujer va tomando más participación, especialmente después de la pandemia, que se ha facilitado el trabajo remoto y la flexibilidad horaria”, afirma.

Pero a pesar de estos avances, las mujeres siguen enfrentando obstáculos significativos. Ana María señala que la dificultad de conciliar la vida familiar con las crecientes exigencias laborales es uno de los principales desafíos. “Las empresas medianas, por ejemplo, a veces evitan contratar mujeres por temor a la falta de disponibilidad”, explica.

Además, el compromiso que exige el ascenso a posiciones de liderazgo muchas veces entra en conflicto con las expectativas sociales sobre el rol de la mujer en el hogar. “El crecimiento hacia rangos de liderazgo implica mayor responsabilidad y presencialidad, lo que se vuelve difícil de equilibrar con la maternidad y el hogar”.

¿Qué valoran las mujeres?

Ana María y Claudia Cassis coinciden en que la flexibilidad es un factor clave. Para Claudia, además de la flexibilidad horaria, las mujeres valoran las modalidades de trabajo que les permiten adaptarse a sus necesidades personales y familiares. “Si tienen un hijo enfermo o una actividad escolar, poder trabajar desde casa o tener horarios flexibles es esencial”, dice.

Por su parte, Ana María destaca la importancia de un cambio cultural en la distribución de las responsabilidades domésticas. “En la medida en que los hombres se involucren más en la educación de los niños y las tareas del hogar, las mujeres tendrán más posibilidades de destacarse profesionalmente”, comenta.

Este cambio, que ya se empieza a notar, podría ser crucial para que las mujeres accedan a más oportunidades sin tener que renunciar a sus aspiraciones profesionales.

Productividad y multitasking

En cuanto a las habilidades que las mujeres aportan a los puestos de liderazgo, Ana María Icaran resalta que en general las mujeres son, por naturaleza, “más detallistas, más enfocadas en la tarea y muy productivas”. Su capacidad para gestionar el tiempo de manera eficiente, dada la necesidad de equilibrar múltiples responsabilidades, las convierte en candidatas altamente competitivas para roles de alta dirección.

Claudia Cassis, por su parte, menciona la habilidad multitasking de las mujeres como un atributo importante. “Las mujeres son más capaces de realizar varias tareas a la vez, lo que es una ventaja considerable en entornos de trabajo dinámicos”. Esta habilidad, que a menudo se asocia con las tareas domésticas, se traslada eficazmente al ámbito profesional.

Paridad de género: ¿es la forma?

Tanto Ana María como Claudia comparten una opinión crítica sobre la paridad de género, aunque reconocen su valor como un primer paso. La socia sostiene que, aunque las leyes de paridad han impulsado a las empresas a pensar más en la inclusión de mujeres, “no siempre funciona como debería, porque a veces se crean posiciones solo por cumplir con una cuota, sin considerar si la mujer está verdaderamente preparada para el cargo”.

Cassis agrega que, aunque la paridad es un paso importante, “todo lo que sea forzado puede tener efectos negativos”. En su opinión, lo ideal sería que las mujeres ocupen los cargos por mérito, no por obligación, ya que “cuando la inclusión no es genuina, la empresa no está preparada para recibirla de manera efectiva”.

Mirada al futuro

Ana María Icaran es optimista de la situación a mediano y largo plazo, aunque con matices y señala: “En 10 años, la situación será muy distinta. Creo que a medida que las generaciones más jóvenes vayan ocupando posiciones de liderazgo, se dará un cambio fundamental”.

Cassis, por su parte, subraya que las mujeres están cada vez más conscientes de las desigualdades y de la importancia de exigir condiciones justas. “Ya estamos viendo esto en el deporte, en el cine y en los negocios. La semilla ya está sembrada y sin duda vamos a avanzar hacia un entorno más igualitario, aunque siempre será importante reconocer nuestras diferencias y complementariedades”, concluye.